Confesiones de un Gay

Los tios más raros del mundo (2)

Esta noche ha ocurrido lo de siempre. Lo de siempre es la absurda hipocresía de la gente a enfrentarse a ellos mismos que no al resto del mundo, es decir a mí.

Ayer noche salí de copas y acabé en una disco hetero, no me gusta demasiado, pero bueno, iba con más amigos y a la mayoría le gusta meterse en esos sitios con cantidad de heteros y cantidad de tíos que aparentemente (si, he dicho bien) les va el rollo de parecer heteros (se supone que no tienen asumida su sexualidad y la sociedad que les ha rodeado hasta ahora les ha impedido asumirla).

Bien mirado nuestro grupo podría integrarse en ese segundo grupo (claro que nosotros vamos, descaradamente, a la caza y captura de un rollete para la noche del sábado sabadete).

Así pues bailamos, bebimos, nos enrollamos con tíos y con tías, con grupos y ala, cada cual a su particular vía crucis, el mío era un tío inmenso, guapo a rabiar, con una pequeña barbita, pelo corto y músculos marcados pero sin pasarse (ya dije en algún post anterior que me va la mayoría de todo), se reía, hablaba con muchas tías, pero me prestaba “mucha” atención... más bebida (parece que necesitan alcohol) para desengrasar el sistema desinhibidor y luego lo de siempre, que si te vienes a una última copa a casa... y de eso a la cama pues depende, pero suele salir bien.

Marcos (así se llama el sujeto), es inteligente, no tengo nada contra la estulticia, pero no es precisamente la idea que tengo de pasar un buen fin de semana. Así que la conversación discurrió por todos los ámbitos y claro yo la conduje tan hábilmente como pude hacía mis intereses.

Nos fuimos para casa, una copa y a la cama por aquello de mejor quédate a dormir aquí... disculpen si parece un “Caza y Captura” pero la pieza estaba de acuerdo desde hacía horas, sólo que simplemente le cuesta aceptar las cosas tal y como son. Y si no que se lo expliquen a su entrepierna que estaba que explotaba antes de meterse en la cama.

Total que esta mañana se despierta, desnudo junto a mi, en la cama donde por la noche (es un decir, amanecía ya) habíamos hecho todas las guarradas posibles y él se había comportado como una autentica fiera desmadrada y tras mirarme como si no me conociera de nada me suelta.

-¿Dónde estoy? No me acuerdo de nada.

¡Joder! ¡Que harto me tienen! Los condones aún están por los suelos, tiene los labios hinchados de tanto besarme y pretende hacerme creer que no se acuerda de nada.

La ha faltado tiempo para vestirse aduciendo la habitual (y vulgar) excusa y se ha largado a toda pastilla.

Estaba tan cabreado que hasta que no lo he visto salir por el portal, no he pensado en lo esencial. ¡Maldita sea! No le he pedido el teléfono ¿Y ahora como hago yo para pillarle otra vez? ¡¡¡¡¡Por que el tío esta buenísimo!!!!

Arghhhhhhhhh. Eso me pasa por ir donde no debo.

Soy un desgracias.

Escrito por Izann a las 18 de Abril 2004 a las 12:28 PM