8 de Mayo 2004

¡De película! (1)

Es curioso como una noche de la que no esperas nada, o a lo sumo tan sólo un poco de sexo, puede transformarse en una experiencia divertida. Uno tiene sus fantasías, como todos, pero aunque esa situación la había visto, calcada, en algunas películas, nunca pensé que eso me ocurriera a mi. Finalmente no se si me deje llevar por mi sentido peliculero o si mi fantasía tomo el control de la situación. En cualquier caso eso no tiene importancia.

Visto el poco ánimo de estos días, decidí salir a airear un poco mis bajos (algo oxidados). Nada como un poco de sexo para olvidar penas. Así que tras la cena, me duche, me atuse y sin una gota de colonia (nada como el olor natural, a limpio), salí a dar una vuelta por los locales de perdición y vicio.

Un par de bares y unas copas más tarde, me encontré en uno cualquiera de ellos, la verdad es que al final acabas siempre en los mismos. A veces tengo la sensación de que los locales son como los aeropuertos, todos son diferentes y sin embargo son calcados, conoces uno y los conoces todos, sabes moverte por ellos casi con los ojos cerrados (algo que va muy bien dada la habitual falta de luz). Tarde bastante en ligar, pero bueno tampoco es algo excesivamente grave. Es curioso como a veces todo va sobre ruedas, como si te llevaran en volandas y en cambio otras parece que caminas descalzo sobre cristales, cada paso es como una herida sangrante.

Él era un tío de esa edad indefinida, guapo, pelo negro (menos mal) aparentemente algo más joven de los treinta. Por alguna extraña razón no me decidí hasta pasado un buen rato. Charlaba con unos amigos y de vez en cuando me miraba y sonreía, una mirada larga (nada que ver con esas miradas inseguras, rápidas y nerviosas) y unos labios muy insinuantes, pero yo hacía como que no me daba cuenta. Fue él quien, finalmente, se acercó y me preguntó si era de extranjero. ¡Uff! Mi aspecto es latino pero bueno, se entiende que uno quiera iniciar una conversación con cualquier excusa. Yo mismo lo he hecho como unas cientos de miles de veces (si, ya sé que exagero).

Al cabo de un buen rato de charla, que en este caso no fue intrascendente, pues estuvimos hablando de política y de los últimos acontecimientos, me invito a ir a su casa. Ese suele ser siempre un momento delicado. Suelo valorar si es mejor ir a mi casa (y todos los problemas que eso me puede traer) o mejor ir a su casa (y todos los peligros a los que me arriesgo). Tengo algunos amigos que ni se lo piensan, yo por desgracia si suelo hacerlo.

Supongo que su aspecto, su conversación y sus maneras me convencieron lo suficiente como para aceptar su invitación. Debo decir, para ser sincero que ya habíamos tenido un pequeño escarceo entre copa y copa y las promesas que su ropa ocultaba eran una garantía de una buena noche, o al menos de un buena rato.

El único problema es que vivía en las afueras así que, como una mera precaución, pensé en coger mi propio coche para desplazarme hasta allí. Salimos juntos y quedamos en ir uno tras el otro para no perderme.

Continuara (en el próximo post que debo salir pitando ahora mismo, y aunque eso ya lo sabía, como hace varios días que no escribo, ni tampoco leo, mis disculpas por ello, pensé que era mejor escribir algo antes de que se empiece a difuminar).

Escrito por Izann a las 8 de Mayo 2004 a las 09:45 AM
Comentarios

jo nos dejaste con la miel en los labios, desde luego sera como en una serie de television.

Escrito por cedrik a las 8 de Mayo 2004 a las 03:44 PM

Uyyyy nos dejaste intrigados!
Queremos continuacion!
Muxos Bsos!

Escrito por Uxué a las 9 de Mayo 2004 a las 01:41 AM

Ya he dejado el resto.... uhmmm.

Escrito por Ethan a las 9 de Mayo 2004 a las 09:19 AM
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