Confesiones de un Gay

Dulce Rutina

Hola a todos hermosos y hermosas.

Al final apetece volver, sobre todo cuando lo que dejas atrás, todo lo ocurrido en vacaciones no es especialmente relevante.

Estas semanas he seguido las andanzas de aquellos a los que se les da voz en la iglesia vaticana y, con mucha alegría y cierto brillo de complicidad en mis ojos,, los artículos de respuesta de gente de todos los ambitos. Me gustó el artículo de Giménez Villarejo en "El Periodico". Soy partidario cada día con mayor enfásis, de separar el Estado de cualquier confesión.

El Laicismo es, para mi, una forma de vida muy sana. Aquí en casa necesitamos, cada día más, decirles a esos grupos de intolerantes, de amasadores de poder, a esa gente cruel, que son parte de nuestro pasado más oscuro y retrógrado, que si quieren que les respetemos deben empezar después de 2000 años de abusos, a respetar al pueblo llano y sencillo.

Finalmente resisti la tentación de entrar más a los Cibers. No he mirado una pantalla en semanas (para escarnio de aquellos que dicen de mi que estoy enganchado a la red), no he encendido la tele y mi único vicio confeso (aparte de leer) ha sido comprar cada día un diario.

Las noches han estado (algunas, que no todas) llenas de sexo en lugares sordidos y oscuros, las tardes (algunas, que no todas) de caminatas por bosquecillos bajo un sol de justicia en busca de la sonrisa de algún dios olímpico, las mañanas despertándome bajo una sombrilla, la suave brisa y el murmullo de las olas.

¿Alguien digno de mención? Pocos la verdad. La mayoría turistas hambrientos de sexo y sol. Gentes que quizá en su casa, en su vida sean interesantes, pero que aquí eran la máxima expresión de la vacuidad. Supongo que lo mismo podrían decir de mi ellos, así que no es una acusación, ni siquiera una leve queja. Al fin y a la postre son vacaciones incluida vacaciones para mi triste cerebrito, unas semanas de descanso que le han ido de maravilla.

Apenas me he aposentado, todo lleno de polvo, no me he atrevido a mirar el correo, no deseo aturdirme aún con él. No quiero regresar aún al mundo. Hoy ha sido un no querer, un día de negación, un día para mirar de reojo a los vecinos. Noto como las viejas constumbres se apoderan de mi poco a poco. Percibo los murmullos a mi paso....

Supongo que mañana las telarañas habrán desaparecido, el sol lucirá con fuerza y me entrará la prisa por integrarme de nuevo a la locura.

Mañana más.

Un beso hermosísimos.