Confesiones de un Gay

Paseando por el bosque

Hoy me conecte, finalmente, y cuando lo hice abrí el MSN (por cierto tengo que cambiar la versión). Así que por allí me encontré a Lobo (con Taci) y también a Petu. Es agradable charlar con la gente, poco a poco mi listado de gente amiga aumenta. Supongo que me estoy haciendo más sociable.

Quería hablar del obispo José Gea Escolano que ya esta amenazando a los cristianos que voten positivamente al matrimonio gay, pero creo que lo dejaré para otro momento. Las razones por buenas que sean al final son tan repetitivas que pasan desapercibidas de tanto escucharlas. Si alguien está interesado el obispo es el de Mondoñedo-Ferrol y por la red hay multitud de sitios que lo comentan. Es un pobre hombre temeroso de si mismo.

El otro día estuve viendo Monster con Charlice Theron (curiosa también su transformación), una película muy interesante por como los humanos reaccionamos ante la gente y como somos en realidad. Como en algunos casos nos vemos abocados a situaciones irremediables que nos conducen a otras también, casi, de forma irremediable. La peli va de una prostituta que se enamora de una lesbiana (atento al matiz) con la cual inicia una relación que la llevará más allá de cualquier posible salvación (en una espiral cada vez más caótica y extraña). Y, aunque parezca que quería hablar del film, mi retorcido cerebro, me llevo a recordar un episodio de mis vacaciones.

Era media tarde y me paseaba por un bosquecillo que hay detrás de la playa. Una playa gay por supuesto y un bosquecillo donde a cualquier hora los varones se dan una vuelta en busca de un poco de sexo, rodeado de naturaleza, bajo un sol justiciero (aunque los árboles proporcionan algunas buenas sombras) y con algunas cigarras adormeciendo los sentidos con su repetitiva canción.

La cuestión es que también allí la gente suele comportarse como estrellas del firmamento, a la espera del príncipe azul, ese hombre perfecto, guapo, viril, con un cuerpo de escándalo, simpático y divertido. Todos allí dando vueltas, mirándose, algunos, los menos, intentando iniciar un contacto...., algunas verdaderas reinas Queer sentadas con mayestática realeza, inalcanzables, frías. Y tu allí harto y desesperado de tanta tontería. Intentando con unos con otros, pero nada, rechazo, indiferencia....

En eso que finalmente encuentras un tío que te gusta, y que parece que a él también le gustas. Pues eso que buscas unos matorrales que te oculten del mundo, que te proporcionen una cierta intimidad (no es que la necesites, pero nunca sabes como es tu pareja y si él la necesita) te lías con él y ala ya tenemos montando un poco de sexo relajante. Pero hete aquí, ¡oh señor! Que aquellos que te habían rechazado, huido, mirado para otro sitio, como atraídos como un imán, se acercan a la escena, invitándose a si mismos a participar (si les dejas claro).

¿Pero no habían dejado claro que no querían nada contigo? Por qué ahora si? Será que tu pareja esta tan buena que se quieren sumar?

Claro ahora es diferente. Ahora la escena de sexo ha cobrado vida, es real, nuestros cuerpos están desnudos se muestran tal cual, en todo su erguido esplendor. Llego a la conclusión que lo que les corta no eres tú (u otro) sino el iniciar la actividad propiamente dicha. Una vez esta ya esta en marcha, lo único que desean es participar en ella.

Yo no suelo ser proclive a estas situaciones (tampoco he vivido tantas), suelo pensar en mi compañero de ese momento, en si le gustará o no que más gente se añada, así que por si acaso suelo ser precavido y espero alguna señal por su parte. Así que imagínense como al poco rato de estar liados, estábamos allí no tres ni cuatro, sino más de ocho (o eso creo, entiendan que no estaba yo en esos momentos para operaciones matemáticas, por simples que sean). Al final el lío es tan mayúsculo que ya no sabes que haces ni con quien, estas tan excitado que tampoco eso te importa mucho.

Yo acabe, pero claro la pequeña y natural orgía había cobrado vida propia y se desarrollaba ya fuera de control (de ninguno de los participantes). Sólo acabaría cuando las últimas energías fueran expulsadas en formato liquido, cuando la gente dejara de sumarse. Era curioso observarla desde fuera y si, si me lo preguntan, les diré que a pesar de estar ya exprimido y saciado, estuve a punto de liarme de nuevo (por otra esquina donde había un tío fenomenal).

Luego ya relajado y limpio, tirado en la arena, recibiendo la única caricia del sol, piensas en la multi - orgía y si te ha gustado. No ha estado mal pienso, no es lo que más me gusta, prefiero el bis a bis pero no ha estado mal. Si surge de nuevo, no la rechazaría.

Y llegas a la conclusión de que somos unos cortados, de que la gente necesita que otros enciendan el fuego para acercarse y en eso somos exactamente iguales heteros que gays, ahora y hace dos mil años.... y supongo que en un futuro será sino igual, algo parecido.

Un beso hermosos y hermosas.

Escrito por Izann a las 23 de Agosto 2004 a las 04:21 PM